Entrevista a Álvaro Botias por Pedro Moriana

Nos gusta el morbo y nos gusta el crimen, pero yo quería hablar de supervivientes, de mujeres que se enfrentaron de cara a sus maltratadores y salieron victoriosas. 

Pedro Moriana Bonilla,  2º ESO B

He decidido entrevistar a Álvaro Botias Benedit, un hombre que ha dedicado su vida a luchar contra la violencia machista. Es policía en la Unidad de  Familia y Mujer de  Málaga (UFAM), y además ha escrito dos libros: el primero, autoeditado, narra historias reales de mujeres maltratadas que lograron escapar; el segundo contiene relatos que nos muestran situaciones de violencia de género enfocadas desde distintos puntos de vista, con una reflexión del autor después de cada relato. Hoy Álvaro ha visitado por segunda vez nuestro instituto, y en esta ocasión he aprovechado para hacerle unas cuantas preguntas. Comenzamos.

Ejemplares del segundo libro de Álvaro Botias, En clave de igualdad, en la biblioteca del IES Chaves Nogales

Bueno, lo primero que me gustaría saber es qué motivo te llevó a luchar contra la violencia de género.

Pues la verdad es que fue algo inesperado, Pedro, porque yo llegué a Málaga hace ya casi 5 años, y en mis planes no entraba trabajar violencia de género ni la mujer en general. Yo quería dedicarme al crimen organizado y a la droga; y fue una comisaria, Piedad, la que apostó por mí cuando se creó esta unidad (la UFAM) y me dijo que quería que yo estuviera al frente de este proyecto. De hecho me pilló de sorpresa y me lo tomé con bastante respeto porque no controlaba la materia, el feminismo todavía no había entrado en mi día a día. Me puse las pilas rápido, porque hay muchos casos, y fue empezar a ver las situaciones de violencia de multitud de mujeres lo que me hizo darme cuenta y abrir los ojos.

Bien, lo que me parece así más interesante es cómo conseguiste dejar atrás los micromachismos y las expresiones sexistas teniendo en cuenta la educación que se nos da en esta sociedad.

¡Qué buena pregunta! Todavía no lo he dejado atrás si te digo la verdad. Estoy en fase de construcción, como las obras.

Bueno, pero ¿cómo lo haces?

(Ríe) La verdad  es que intento leer mucho, intento leer a muchas mujeres representativas. Ahora estoy leyendo a Marina Subirats, una Catedrática de Sociología, que ha escrito un libro magnífico. Se titula “Hombres y mujeres. Un amor imposible”. Intento leer eso, sobre todo, los puntos de vista de mujeres académicas que han trabajado la perspectiva de género, los estudios de género, para darme cuenta de dónde están los fallos, donde están mis fallos, y los fallos en la educación que se me ha facilitado. Y esto es un proceso largo y tedioso. Yo creo que no llegamos a convertirnos en igualitarios nunca, porque es que lo llevamos de base, el machismo lo llevamos incorporado y lo que sí intentamos es buscar es la meta de ser lo más justos y lo más feministas posible.

¿En qué momento decides escribir libros?

(Ríe) Esa también es buena. Pues yo y la escritura llevamos tiempo vinculados. Desde la Universidad me ha gustado escribir, como tú, escribía en blogs, escribía en revistas. En Ávila igual había una revista de la Escuela Nacional de Policía  y participaba todos los meses con algún artículo. Siempre me ha llamado la atención la escritura. Luego, estudié una Ingeniería, que no tenía nada que ver. Estuve algunos años en stand by, con los números, y dejé las letras de lado y sería después de jurar el cargo cuando creé mi blog,  El pequeño rincón de Álvaro, y decidí recuperar esa pasión que tenía olvidada. Y a raíz de entrar en contacto con la violencia de género, con la Policía, y de especializarme, sobre todo, me di cuenta de que hacía mucha falta escribir sobre esto, sobre una lacra social, que por desgracia todavía sesga la vida de muchas mujeres y fue en Madrid, en mi primer libro, creo que te lo comenté en mi primera entrevista, quise escribir desde una perspectiva positiva, porque el enfoque que le da la prensa es siempre trágico. Nos gusta el morbo y nos gusta el crimen, y quería hablar de supervivientes, de mujeres que se enfrentaron de cara a sus maltratadores y salieron victoriosas. Y ese fue mi primer libro, que agradezco la repercusión que ha tenido, y a raíz de este primer libro me he dado cuenta también de que el foro que más me gusta son los jóvenes, sois vosotros, los institutos, y quería escribir algo más pedagógico, algo que no estuviera basado en hechos reales pero que tuviera un tono más cercano y más didáctico. Y surgió entonces la idea de “En Clave de igualdad”, este libro que va destinado sobre todo al foro joven y adolescente y que pretende ser una guía para vosotros y para los profesionales que trabajamos con esto día a día.

Bien, bien. Bueno, me has ahorrado una pregunta, porque también te iba a preguntar si había cierto sensacionalismo por parte de según  qué prensa, pero bueno, ya…

Ya te lo he dicho, ¿no?
Pero bueno, dejamos ya el tema personal y vamos a preguntas para informarme más, sobre temas que no conozco tan bien como otros.
A ver, adelante. (Ríe)

Me gustaría saber qué opinas sobre la acción positiva, ¿consideras que es tan discriminatoria, tan fuerte, como algunos la quieren pintar?

Ni mucho menos. De hecho las acciones positivas, esa mal llamada discriminación positiva -porque el término discriminación es peyorativo en sí mismo- es necesaria. Es la única manera de equilibrar la balanza y de poner en el mismo escalón a los hombres y a las mujeres. Las mujeres llevan una desventaja histórica de años y la única manera de corregirla es darle la posibilidad de situarse en la misma línea de salida que los hombres. Hay una foto que es muy gráfica, que la compartí hace poco en Twitter, en la que se ve una pista de atletismo y en la línea de salida se ven varios hombres de traje y varias mujeres vestidas también como empresarias. Delante de las mujeres hay lavadoras, tendederos, un bebé, un niño, una serie de obstáculos que tienen que sortear, y los hombres tienen vía libre. Entonces la única manera de reconducir ese papel de cuidadora, esa falta de espacio público, esa reclusión en el hogar, es de esta manera, dándole a la mujer esa posición de salida equivalente a la del hombre y dándole la posibilidad de tener los mismos derechos y oportunidades que el hombre.

Bien…

¿Te ha convencido? (Ríe)

Sí (Río).  Bueno, de hecho yo estoy de vuestro lado.  Bueno, cambiando un poco de tema, algo así como un consejo. ¿Cómo puede alguien, por ejemplo como yo, que es menor de edad, contribuir a la lucha feminista?

Uff, de muchas formas. De hecho vosotros sois el futuro, sobre todo vosotras. Vamos a ponerlo en femenino, ellas son las que tienen que ocupar las posiciones de mayor protagonismo porque es su lucha y nosotros tenemos que apoyarlas muy de cerca, acompañarlas. Ya lo he comentado en la charla que la igualdad no solo la beneficia a ella (que la beneficia mucho más que a nosotros), también nos beneficia a nosotros, los hombres, porque vivimos recluidos en esa masculinidad hegemónica que nos obliga a ser de una determinada manera, ser muy hombres, y si no somos muy hombres corremos el riesgo de convertirnos en mujeres y en ser excluidas de los espacios públicos. Entonces el hombre tiene que creerse que esta apuesta es positiva y que es una meta de justicia, es materia de derechos humanos, y la igualdad tiene que estar presente en todos los ámbitos.

Bien, a ver cómo enfoco esta pregunta… Haciendo un análisis general, ¿qué motivo o motivos crees que puede haber para que hayamos dado un paso atrás? Porque a pesar de que vamos avanzando, parece que hemos dado un pequeño paso atrás.

Yo suelo ser muy positivo, pero es verdad que los adolescentes y la juventud se puede decir que hemos dado un pequeñísimo paso atrás.

Sí, me refiero sobre todo a ese ámbito

A vosotros, ¿no? Y a vosotras.

Sí.

Pues yo lo basaría en el papel de las tecnologías de la información y la comunicación. Sois nativos en redes sociales, en eso de la web, en Internet, y se está constituyendo la violencia de control, en una herramienta de gran utilidad para el machismo. Es una forma, un arma muy accesible, y, como digo, se está empleando para tener a la mujer bajo control, tenerla cerca, tenerla en todo momento localizable. También creo que el mandato de género, los roles de género, están como resucitando de alguna manera, estamos entrando otra vez en esa toxicidad, en esas relaciones que se basan en el control, ese mito del amor romántico, y tenemos que cambiarlo. La música está haciendo mucho daño. Disney es verdad que ha dado un paso adelante y está haciendo películas igualitarias pero el reggaeton ha tomado posiciones y la música de hoy en día es mucho más machista que la que reinaba en mi época, y se habla pues de eso, del hombre poderoso, el hombre que tiene éxito, el hombre más respetable es el que tiene acceso a más mujeres, y que las trata como objetos, como cosas. También es necesaria la educación sexual. Hemos visto y lo he comentado que se está teniendo acceso a la pornografía desde edades muy tempranas y es algo que hay que intentar combatir desde los centros educativos, desde las familias. Hay que dar educación sexual desde los primeros compases, no nos tiene que dar miedo hablar de sexualidad a chicos y chicas jóvenes, que estén preparados, porque lo que no les demos en las escuelas y en las familias, no nos quepa duda que lo van a encontrar en Internet y en cualquier otro sitio en el que se vayan a mover. 


Sí, ahí coincido. Y una última pregunta, porque si bien por un lado vemos este pequeño retroceso, por otro lado parece que se está avanzando en el sentido de que, como comentabas en la charla, el  fútbol femenino está teniendo más repercusión que otras veces, empezamos a normalizar un poco el lenguaje inclusivo a pesar de que todavía hay como trincheras de gente que se opone… en fin, por un lado parece que estamos retrocediendo y por otro avanzando. ¿El balance general es positivo o negativo?

Positivo sin lugar a dudas. De hecho, el hecho de que estén surgiendo resistencias, como tú bien has dicho, significa que se están consiguiendo objetivos. El feminismo está calando, está llegando, y la resistencia está siendo feroz en algunos casos. En redes sociales, yo personalmente, siendo policía y anunciándome como tal, recibo insultos y menosprecios casi a diario. El machismo ha entrado en esa lucha, en esa refriega agresiva sin sentido con insultos gratuitos porque las mujeres están en parte consiguiendo sus objetivos. El fútbol femenino, lo he comentado al principio, está teniendo una repercusión enorme. Yo no me la esperaba, y está en todos los medios de comunicación. No solo eso, hay un Consejo de Ministras, ya vamos a llamarlo así porque es paritario, y en el que las mujeres ya superan a los hombres. Hay más juezas que jueces en España, más fiscalas que fiscales en España… la mujer está empezando a ocupar espacios públicos, que es lo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo. Y claro, cuando vemos que los privilegios están en riesgo, pues reaccionamos, los hombres reaccionan. Hay muchos hombres igualitarios, entre los que yo me incluyo, pero hay otros que quieren agarrarse a sus posiciones de poder y no dejar que las mujeres ocupen los espacios, y para ello utilizan argucias de todo tipo como las denuncias falsas, las mujeres malas y perversas… lo quieren enfocar todo a lo negativo. Que las mujeres lo que quieren es destronarnos cuando lo que se busca es la igualdad de oportunidades. Se habla de hembrismo y de feminazis, es el insulto y la descatalogación sin sentido y gratuita.

Claro, es que no quieren perder sus privilegios.

Así es.

Pero lo que me sorprende es que esa resistencia, así como el fenómeno Vox, no sea por parte de las personas mayores, que han tenido una educación aún más machista y podríamos de ellas esperar ideas, comportamientos y actitudes machistas e incluso filofascistas/franquistas; sino que se está dando por parte de la juventud, y el fenómeno Vox ha calado en los jóvenes. Es algo que no deja de sorprenderme.

Ha calado en muchos jóvenes, tienes razón. Pues ahí la educación es la que juega un papel clave, y estamos dejando que ese discurso que es falaz cale y que nos hagan creer o que le hagan creer a la juventud que el feminismo es una amenaza para el hombre, que están intentando revertir la situación y lo que buscan en realidad es aislarnos para ocupar ellas los espacios de poder. Nada más alejado de la realidad. Y eso se combate con cifras y datos oficiales. Yo siempre lo digo en redes sociales y siempre hago uso de esas cifras. Hace unos días se publicó un informe del INE que comparaba los casos de violencia de género con los de violencia doméstica del año pasado, de 2018. Por cada 4 casos de violencia, 3 corresponden a violencia de género y 1 a violencia doméstica. Las cifras hablan por sí solas, y en cantidad la violencia de género supera con creces a la doméstica. Pero si leemos entre líneas, seguimos indagando en la violencia doméstica, vemos que el 72% de los agresores en el ámbito doméstico son hombres. Es decir, que los hombres no solo agreden a sus parejas, sino que también agreden a sus tías, a sus primas, a sus hermanas, a sus madres… el machismo no solo está en la violencia de género sino también en la violencia intrafamiliar que muchos nos quieren hacer creer que incluye a la violencia de género. Y con esa actitud lo que están buscando es la confusión.

Ahora que has utilizado esa terminología, me has recordado una pregunta que he estado a punto de dejarme en el tintero, y es: Casos como el de Laura Luelmo, en los que el agresor es hombre y la víctima es mujer pero no son pareja, ¿deberían ser incluidos en la violencia de género o es algo diferente?

Deberían ser incluidos porque legalmente nos debemos a ello. Es decir, está el Convenio de Estambul, que España ratifica en 2004, y nos obliga a abrir el abanico e incluir a todas las violencias que sufren las mujeres por el hecho de serlo. No solo hablamos de delitos contra la libertad sexual, también se incluyen trata de seres humanos, matrimonios forzados, acosos… Todo lo que la mujer sufre por el hecho de serlo debería entrar en ese concepto de violencia de género. Y España ya va tarde en ese aspecto, ya llevamos 4 años de retraso. Se prevé que se incluya, pero no te sé decir cuándo porque siempre está el tema de los recursos. Siempre vamos por detrás de la ley porque los recursos humanos y materiales o no llegan o llegan tarde.  Estamos intentando dotar de recursos a todas las instituciones para que esa definición se pueda ampliar y se le pueda dar la cobertura que merece.

Bueno, pues ha sido un placer y muchas gracias por todo: por tu entrevista, por la charla y por la labor que haces.

Muchas gracias a ti, Pedro, y ojalá muchos jóvenes sigan tu ejemplo.

(Reímos)

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